Espero que disfruteis con este primer capítulo.
.·*·.
Crystal esperaba sentado sobre un asiento, mirando un panel suspendido en el aire unicamente sujetado por dos barrotes de hierro. En él se podía ver los distintos vuelos previstos para ese día y su llegada o salida según su destino. El vuelo que él estaba esperando aún no había aterrizado. Seguía en camino. Desde Japón. Sí, desde tan lejos.
Todavía
no podía llegar a comprender completamente cómo había llegado a
aceptar esa petición. Cómo después de que se lo hubiesen repetido
infinitas veces había acabado cediendo. Sinceramente, Crystal
consideraba que era una gran pérdida de tiempo. No obstante, ahí
estaba, esperando a un desconocido que era completamente ajeno a su
vida y que iba a vivir en su casa durante una semana y media. No
estaba convencido de lo que estaba haciendo. Para nada.
El
aeropuerto estaba abarrotado de gente que hablaban sin parar, todos
esperando. Algunos a gente querida y otros a su respectivo avión
para dirigirse a su destino. Incluso había alcanzado a ver algunos
compañeros de su propio instituto que esperaban también a los
alumnos de intercambio. Él no solía llevarse bien con las personas,
por lo que en ese momento no estaba con sus otros compañeros. Sea
como fuese, el caso era que todos parecían nerviosos o emocionados.
¿Acaso era él el único que no estaba excitado?
Suspiró.
Según su reloj eran las 16:37 minutos. Y según el horario del
aeropuerto el vuelo que él estaba esperando aterrizaba a las 16:30.
Cuánta puntalidad... pensó
mirando a través del gran cristal por el que se podían ver los
gigantescos aviones. No
debería tardar en llegar ya.
Y
estaba en lo cierto porque cinco minutos más tarde, en el panel que
mostraba el vuelo Tokio-Londres, apareció la etiqueta "Arrival",
es decir, llegada.
Crystal
se levantó de su asiento y se metió las manos en los bolsillos de
su sudadera hundiendo a su vez la cabeza en su bufanda, esperando. Se
suponía que tenía que reconocer a un japonés moreno entre una gran
masa de japoneses, teniendo en cuenta -obviamente- de que la mayoría
eran morenos. Una sudadera roja y unos pantalones blancos era la
única información que tenía de él.
Resopló.
Una pérdida mayor de tiempo.
Pero
aun pensando eso, cuando los viajeros que habían aterrizado
empezaron a entrar en el edificio, estiró el cuello para mirar entre
la multitud, buscando las ropas del que se convertiría ahora en su
compañero de intercambio. Tardó más de lo que esperaba en
encontrarlo. Y cuando lo hizo, se dio cuenta de que su compañero lo
había encontrado antes a él porque se dirigía hacia donde estaba,
con un brazo levantado y agitándolo en señal de saludo y con una
gran sonrisa en los labios mientras gritaba entre la multitud:
-
Yeeeeeey.
Crystal
le devolvió una media sonrisa unicamente por cortesía y, cuando
Soraru llegó a su lado, este le extendió la mano.
- You
are Crystal, aren't you? Nice to meet you!.
Crystal
volvió a sonreir, más forzadamente que la anterior. La
pronunciación de su nuevo compañero era, desde lejos, horrible.
- Tú
debes ser Soraru.
Soraru
asintió con energía y estrechó la mano de su compañero. Después,
tras haberse presentado tranquilamente Crystal le guió de camino al
exterior hasta llegar a la parada de autobus, en silencio.
El
cielo estaba completamente encapotado por numerosas masas oscuras de
nubes y el viento alborotaba el cabello. Ambos chicos se encogieron
todo lo que pudieron entre sus abrigos y bufandas para resguardecerse
del frío invernal mientras esperaban la llegada del autobus.
- Creo
que me esperaba Londres un poco más alegre...
Crystal
le miró, pero no dijo nada.
- Quiero
decir, respecto al tiempo – continuó el otro al ver que no decía
nada.- Pensaba que quizá el cielo no estaría tan gris y el
ambiente tan frío y muerto
- Londres
siempre ha sido así.
- Japón
no es igual, es más bonito, quizá.
Crystal
sonrió sin añadir nada más. Aunque Londres fuese un sitio en el
que el cielo siempre estaba cubierto de nubes y oscuro, le gustaba.
Le gustaban esos días. Le gustaba ese tiempo. Se sentía
identificado en cierta manera con él.
El
autobús no tardó mucho tiempo más en llegar y al cabo de cerca de
media hora, llegaron a la urbanización donde Crystal vivía. Era un
lugar viejo y sencillo, pero tranquilo, sin mucho ruido. Entraron en
el bloque de edificios correspondientes y subieron hasta la cuarta
planta cargando con las maletas de Soraru por la escalera debido a
que aquella vieja construcción no tenía ascensores. Se veía
claramente que allí únicamente vivían las personas que no
disponían de un buen nivel de salario.
Crystal
introdujo la llave por la cerradura y abrió la puerta con lentitud.
Las luces estaban completamente apagadas. Como esperaba, no había
nadie.
Encendió
la bombilla de la entrada y ayudó a su compañero a meter las
maletas y a llevarlas a su habitación.
- No
es gran cosa, pero espero que te sientas cómodo – mencionó al
ver como Soraru observaba con detenimiento el interior. Parecía
como si le decepcionase el lugar.
-La
verdad es que esperaba que fuese una casa más grande y nueva –
contestó con total sinceridad - ¿Vives solo?
Crystal
le miró.
- No,
vivo con mi padre.
- ¿Y
tu madre?
- Murió.
- Oh...
Soraru
desvió la mirada, repentinamente incómodo por haber dicho algo que
no debía.
- Perdona,
pregunté algo que no debía.
- No
importa. Es algo que pasó hace mucho tiempo – Crystal sonrió
forzadamente - ¿Quieres tomar algo?
Asintió
después de pensárselo durante un instante.
Caminaron
hasta la cocina y Soraru se sentó en una silla mientras observaba
como Crystal se dirigía a un mueblecito y sacaba una cajita.
- ¿Te
gusta el té?
- Sí.
Y
mientras Crystal calentaba el agua en el microondas – lo cual
fueron escasos minutos -, hablaron de cosas triviales, evitando
quedarse en un incómodo silencio.
- ¿Prefieres
sacar la ropa de las maletas para que no se te arrugue o quieres
hacer otra cosa? - preguntó Crystal.
- Me
da igual – contestó el otro dándole un sorbo a su té.
Crystal
desvió la mirada pensativo hacia la puerta, por donde podía ver
parte del salón, y se fijó en la televisión.
- ¿Te
apetece una película?
Soraru
asintió encogiéndose de hombros.
Y
así, ambos eligieron una película cualquiera y la pusieron.
Agarraron un paquetillo de patatas fritas, lo volcaron sobre un bol y
se pusieron a picotear manteniendo la mirada fija en la pantalla de
la televisión. Soraru hacía todo tipo de comentarios a cada rato
sobre la película. No obstante, conforme esta avanzaba, dejó de
hacer comentarios y se acomodó más en el sofá. Y en una de las
veces que a Crystal le dio por mirar hacia su compañero, se encontró
con que tenía la cabeza apoyada en el posabrazos, con los ojos
cerrados y la boca abierta, durmiendo.
Debería
estar agotado del viaje, y había que añadir la diferencia horaria.
Se levantó del sofá, apagó la televisión y recogió los vasos de
té y las patatas.
Cuando
miró la hora, se percató de que el reloj marcaba las 21:42, por lo
que optó por despertar a Soraru para que se acostase en una cama. Se
acuclilló delante suya y antes de pronunciar palabra, le observó
con detenimiento. La piel de su cuerpo era suave y blanquecina, pero
era un tono de color realmente bonito. Y su pelo, oscuro y
desordenado le daba un aire de tranquilidad y despreocupación.
- Soraru,
despierta... - dijo agitándole suavemente – Vas a pillar un
resfriado si duermes aquí.
- Mm...
- Despierta...
- insistió Crystal.
Y
al tercer intento, Soraru abrió los ojos con lentitud, parpadeando
varias veces para acostumbrarse a la luz de la bombilla. Por un
momento, Crystal tuvo la sensación de que su compañero no sabía
dónde estaba, pues le miró extrañado en un principio.
- Ve
a la cama a dormir. O pillarás un resfriado.
Soraru
asintió y bostezó, estirándose en el sofá. Mientras este se
cambiaba de ropa en el baño, Crystal preparó las camas de su
habitación, lo cual no requería mucho trabajo ya que él dormía en
una especie de cama-litera en la que había una segunda cama debajo
de la primera, y la cual solo tenía que deslizar hacia el exterior
para que pudiese utilizarse. Le gustaba esa litera, ya que le
ahorraba mucho espacio en su habitación, que por desgracia, no era
nada grande.
Para
cuando Soraru entró en la habitación ya con el pijama puesto,
Crystal también se había cambiado y le esperaba acostado, mirando a
través de la ventana que estaba pegada a la cama. Se podía apreciar
con total perfección una gran luna llena en la oscura noche. Ambos
se quedaron observándola durante varios minutos hasta que el moreno
se derrumbó sobre su cama.
- Estoy
reventado...
- Pues
por eso vamos a dormir – contestó Crystal - ¿Puedo apagar las
luces ya?
- Seh...
Estiró
el brazo y alcanzó el interruptor de la luz, dejando la habitación
a oscuras, con la única iluminación de la luna que resplandecía
desde el cielo. Crystal devolvió de nuevo la mirada hacia el astro,
embelesado por su belleza. Desde pequeño, él había sentido
atracción hacia ese solitario satélite que daba vueltas alrededor
de nuestro planeta. Se asimilaba con él, como si él fuese una
persona caminando alrededor de otra, adaptándose a ella. Como si su
único destino fuese ser un papel secundario.
Suspiró
insconcientemente. Soraru le escuchó.
- ¿Te
pasa algo?
- No
– respondió secamente Crystal.
Soraru,
que estaba en la cama más baja, observaba lo que su vista le
permitía ver de su espalda, fijamente. Después sonrió a la
oscuridad y se dio media vuelta, cubriéndose con las mantas.
- Buenas
noches.
- Hasta
mañana.
Y
de esta manera, ambos se concentraron en conciliar el sueño y en
descansar. No obstante, Crystal no podía dormir. En numerosas noches
le había pasado. Y en esas ocasiones, se deslizaba suave y
silenciosamente de su cama hasta el escritorio, encendía su portátil
y abría la ventana de internet. Escribía un link en el navegador y
le daba al "enter". Una página de un blog aparecía en la
pantalla. Entonces era cuando Crystal iniciaba sesión con su cuenta
y comenzaba a escribir en él. <<A partir de hoy me toca
compartir mi vida con un alumno de intercambio>> comenzó a
teclear sigilosamente.
<<Es
un tipo de mi edad, supongo. Unos diecisiete años más o menos. Piel
blanca y cabello oscuro. Muy hablador. Demasiado. Ha sido solo el
primer día y ya me encuentro exhausto mentalmente. Ha habido
momentos durante el día en el que he tenido ganas de taparle la boca
y callarle. Pero he de ser honesto. Ser borde no es justo. Además,
si mostrase mi verdadera personalidad...>>
Se
detuvo ahí durante unos segundos para volver a mirar la luna. Era
tan brillante que le deslumbraba. Después, estiró el brazo y
observó su mano con detenimiento.
Soraru
cambió de posición en la cama y continuó durmiendo.
<<
Si mostrase mi verdadera personalidad nadie me aceptaría. Sería
rechazado>> terminó de escribir y le dio al botón de
"publicar entrada".
Apagó
el ordenador y se levantó de la silla, con cuidado de no hacer mucho
ruido.
Aunque
no lo había expresado en su blog, en esos momentos sentía una gran
masa de emociones en su interior, mezclándose y creando un huracán
de sentimientos. Un huracán que le volvía completamente loco. Le
confundía. No sabía que sentía. Le agobiaba. Le agobiaba mucho.
Había
tantas cosas en las que pensaba. Tantas cosas de las que se
preocupaba.
Volvió
a suspirar. Se dirigió al baño y se encerró allí. Cuando salió,
una hora después, se acostó. Y esa vez, sí consiguió conciliar el
sueño.
Esa
noche, tuvo pesadillas.
Me encantan tus letras, lo sabes. Son como una pluma ondeando en el viento.
ResponderEliminarLa historia me gusta, tiene buena pinta. El nombre de Crystal es ASDF. Y me has atrapado con eso de relacionar la Luna con la historia (supongo que sabes que adoro la Luna...).
Crystal... bueno, es el típico chico misterioso, callado y frío. Me gusta, aunque es un poco soso.
Soraru fijo que me cae bien xD Es más abierto y segur oque es el más gracioso de los dos.
Sigue así, me encanta como escribes, lo sabes :3